La inmunodeficiencia felina

 

 

¿Qué es la inmunodeficiencia felina?
Es una enfermedad infecto-contagiosa que afecta a los felinos causada por un virus inmunosupresor de la familia Retroviridae que favorece la aparición de infecciones secundarias y enfermedades concomitantes.
El virus se aisló por primera vez en 1987 y las investigaciones sobre este virus, conocido bajo las siglas FIV, se han potenciado mucho, debido a su gran similitud con el virus VIH. causante del SIDA humano.
El FIV. se distribuye por todo el mundo y su prevalencia varía con la localización geográfica, siendo su diseminación más frecuente en gatos vagabundos o de vida incontrolada.
El sexo es un factor de riesgo, así es más frecuente observar gatos infectados en animales machos no castrados que en hembras y machos castrados, lo que corresponde con el carácter agresivo que les hace más susceptibles a infectarse. También es importante la edad, ya que se ha podido observar una mayor tasa de positividad en gatos mayores de 5 años, siendo entre 6 y 8 años donde hay mayor prevalencia.

¿Cómo se contagia el gato?
El gato generalmente se va a contagiar por mordiscos de gatos infectados e incluso aunque este gato infectado esté aparentemente sano, ya que puede estar eliminando virus a través de su saliva y sangre.
Menos frecuentes son el contagio por contacto directo continuo entre gatos y transmisión de madre a hijos. En este último caso, parece ser que la hembra debe estar en fase aguda de infección durante la gestación o la lactación y el contagio se produce a través de la leche o bien por ingestión de sangre en el momento del parto. La transmisión de madre a hijos en fase crónica de la infección es mucho más difícil. Sin embargo, se ha observado que con determinados aislados víricos se puede contagiar los gatitos, bien por transmisión intrauterina, o por leche y en el parto.

¿Cómo se manifiesta la inmunodeficiencia en el gato?
La infección por el FIV en el gato da lugar a un proceso clínico lento y progresivo a través de varias etapas de manera similar a la infección por el VIH-1 en personas.
· La primera fase o aguda suele durar entre 4 y 16 semanas. Se observan fiebre, neutropenia y linfoadenopatía generalizada. También puede haber diarrea y síntomas respiratorios leves en gatos severamente afectados. La letalidad es baja y a pesar de la recuperación de esta fase o fases todos los gatos infectados por FIV quedan como portadores.
· La segunda fase o de portadores asintomáticos. Se ha observado en estudios experimentales que puede durar hasta 4 años, pero no se conoce la duración en condiciones naturales. Durante este tiempo se puede aislar el virus en sangre y los gatos presentan alteraciones inmunológicas.
· La tercera fase o de linfoadenopatía generalizada persistente es corta, como máximo algunos meses. Los signos incluyen fiebre recurrente, leucopenia, linfoadenopatía, anemia, anorexia, pérdida de peso y alteraciones del comportamiento
· La cuarta fase o complejo en relación con el SIDA se presenta infecciones secundarias crónicas, adelgazamiento, diarrea crónica, alteraciones hematológicas e inflamación de la cavidad oral, incluidas las encías, tejidos periodontales, lengua, etc, es lo que con más frecuencia se va observar en esta fase, en un 50% de los casos.
· Generalmente esta fase dura de meses a años y si sobreviven llega a un estado similar al SIDA humano.
· La quinta fase o fase terminal se pueden presentar infecciones oportunistas, delgadez extrema. Se observan signos de mixtas de enfermedades de carácter crónico y normalmente mueren en el plazo de 1 a 6 meses. La mayoría de los gatos presentan anemia o leucopenia, Se pueden presentar trastornos de diverso tipo: neurológicos, oculares, inmunológicos y/o neoplásicos formas similares a las asociadas al SIDA humano e incluso signos neurológicos como cambio de carácter, ticks nerviosos y comportamiento psicótico antes que deficiencia motoras.

¿Cómo se diagnostica este proceso?
Cuando llevamos el gato al veterinario este le explora, le observa y nos pregunta para obtener más información de lo que padece nuestro animal. Como cursa de forma tan inespecífica la sospecha de que padece inmunodeficiencia debe ser confirmada mediante técnicas de detección de anticuerpos o del virus. Normalmente el diagnóstico se realiza mediante la detección de anticuerpos por pruebas inmunocromatógenas rápidas, western blot, radioinmunoprecipitación y la técnica de PCR.
Actualmente, en el mercado existe un test inmunocromatógeno que detecta a la vez, antígeno de leucemia felina y anticuerpos frente a inmunodeficiencia, de esta manera nos permite hacer un diagnóstico diferencial de ambos procesos, ya que se ha observado la existencia de un cuadro clínico similar en la inmunosupresión inducidas por ambas enfermedades.

¿Cómo se trata la inmunodeficiencia?
Los tratamientos más frecuentes son fármacos antivirales e inmunomodulares
Se debe tener en cuenta que con el tratamiento no se elimina al virus por lo que el gato sigue infectado.
Lo único que se consigue con el tratamiento es mantener la calidad de vida del gato, por lo que algunos propietarios optan por la eutanasia del animal. Por lo tanto será nuestro veterinario quién nos indique como y de que manera tratar a nuestro animal.

¿Cómo se puede prevenir la inmunodeficiencia felina?
Actualmente no hay en el mercado ninguna vacuna efectiva frente a este proceso. Se están experimentando con algunas que si parecen ser eficaces en el laboratorio pero faltan experimentarlas en condiciones naturales.
La primera medida a tomar es aislar el gato de otros animales para evitar la exposición a otros agentes infecciosos. Este aislamiento evita el contagio a otros gatos sanos. También hay que transpórtale dentro de cestas individuales a la clínica veterinaria para evitar mordeduras en la sala de espera. Asimismo, hay que evitar situaciones de estrés de cualquier tipo.
A veces es conveniente la castración para evitar peleas.
Para retrasar el inicio de la enfermedad es recomendable una dieta de alta calidad, el control de parásitos, mantener una higiene adecuada del animal con un entorno limpio y el tratamiento de las infecciones que aparezcan. Si el sistema inmunológico está comprometido las vacunaciones, si se realizan, deben ser con vacunas inactivadas.
Es necesario controlar la extensión de la infección, para lo cual los gatos positivos deben confinarse en el hogar, y en caso de los machos, castrarlos para reducir su agresividad.

¿Es una enfermedad contagiosa para las personas?
Se han realizado muchos estudios para ver si hay transmisión del virus a las personas, pero aunque es similar al virus del SIDA es diferente antigénicamente y no es capaz de replicarse en células humanas, por lo que no supone un riesgo de zoonosis transmisible a la especie humana. Sin embargo, personas con el sistema inmunológico alterado, pacientes con SIDA o que han recibido recientemente un transplante o con tratamiento para evitar el rechazo, o recién nacidos no deben exponerse a este virus ni a ningún otro, y sobre todo porque se van a exponer a las posibles complicaciones secundarias que puedan surgir por la inmunosupresión que provoca este proceso en el gato. Si es una persona con una enfermedad inmunodepresora y tiene una mascota puede obtener más información de cómo evitar las infecciones consultando el web del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades
http://www.cdc.gov/hiv